lunes, 20 de enero de 2014

La Sima de Pozuelo 1. (el paso de Jam)


Con sus 284 metros de profundidad la Sima de Pozuelo 1, forma parte fundamental  del formidable patrimonio subterráneo Malageño, situada en el termino municipal de  Montejaque es por ahora la segunda cavidad más profunda  explorada en el espectacular  accidente geológico conocido como Polje de Libar. 
El Polje de Libar se encuadra en el parque Natural de Grazalema y  se desarrolla entre dos cadenas montañosas, La Sierra del Palo y la Sierra de Libar y Mojón alto, ocupando una superficie de unos 85 kilómetros cuadrados, esta constituido por un estrato  base de margocaliza asentado a favor de grandes fracturas longitudinales. Realmente el conjunto está constituido por   cuatro  poljes menores  que geológicamente son considerados como una unidad. El Polje de Libar , el de Pozuelo, el de Zurraque y el del Burfo, separados entre sí y a alturas que oscilan entre los 900 y 1.100 metros. Las cavidades de mayor desarrollo y profundidad se sitúan en los poljes de Libar y Pozuelo y constituyen el drenaje o pérdida natural de los arroyos que discurren por la superficie impermeable de dichos  poljes. 

Pozuelo 1 es una cavidad muy especial para mí, porque fue el punto de partida de una   aventura de  siete años de exploración, de éxitos y de fracasos, de “pateos”, de desobstrucciones, de exploración, de convivencia y de compañerismo. Nunca olvidaré aquellos años de campañas continuadas en Libar, desarrolladas desde el año 1996 al 2003, las conservo en  la memoria como una de las mejores épocas de mi vida espeleológica.
Recuerdo la  primera incursión de trabajo en la Sima de Pozuelo1, la cavidad más profunda de la zona en ese momento, era  el verano del año 1996. Ese día éramos sólo dos espeleólogos transportando pesados petates cargados de cuerdas y de herramientas de desobstrucción, cincel, martillo, un taladro a baterías. En esa ocasión, como en otras muchas,  tuve la suerte de ir  acompañado del mejor explorador de gateras que he conocido y sin duda el gran responsable, no sólo de este éxito concreto  sino de  otras muchas y fructíferas exploraciones en Libar,  un tenaz y formidable espeleólogo  polaco llamado Jan.  Esta historia cobra hoy más importancia para mi porque desde hace poco y por desgracia  Jam ya no está con nosotros. A lo largo de su vida Jam exploro y desobstruyó innumerables  gateras que resultaban imposibles para el resto, pero esta es probablemente  la más conocida y además lleva merecidamente su nombre. Por eso quiero recordar con  estas líneas la figura de un espeleólogo tan notable en la historia reciente de la espeleología Andaluza. Una  historia en la que un espeleólogo llamado Jam, armado con unas pocas herramientas y un conocimiento y tenacidad únicas superó un  paso que durante muchos años había detenido a muchos otros, es la historia del llamado  “Paso de Jam”, es la historia de la superación del paso final de  Pozuelo 1 y  por extensión la historia  de otras muchas cavidades, situadas por toda Andalucía, el Pírineo Aragonés y  Marruecos y  donde Jam dejó su huella de explorador tenaz e incansable. Además de cómo compañero y amigo  siempre lo recordaremos como una figura muy  importante  y vital en todas las grandes exploraciones realizadas en aquellos inolvidables y maravillosos años.

                                 El paso de Jam. Foto: José Millán.

La Sima de Pozuelo 1 se haya situada en la zona Norte del  Polje de Libar, concretamente en un paraje conocido popularmente  como “Los Pozuelos”, a unos cinco kilómetros del Casco urbano de la Localidad de Montejaque si tomamos por la pista forestal que nace desde el mismo en dirección a los “Llanos de Libar”, en unas coordenadas aproximadas de X. 29512.  Y. 4064576.  908 m.s.n.m. Su característica boca de entrada compuesta por un pozo-sumidero se haya situada justo en la linde entre llano y lapiaz,  a unos quinientos metros al Oeste del llamado cortijo de Pozuelo y donde se encuentra  la ya conocida “Sima de Manolo Pérez”.
La cavidad es de conocimiento popular desde muy antiguo, como atestiguan los numerosos objetos encontrados en su interior y tan pintorescos como un somier de muelles o un caldero de bronce. Las primeras noticias que existen de su exploración datan del año 1967 por parte de uno de los grupos pioneros en Andalucía, el grupo GEOS de Sevilla que ya la explora en esos tiempos  hasta los ciento cincuenta metros de profundidad. La única continuidad posible era una estrecha fisura impenetrable bautizada como “paso de la salamandra”. Por su cota la cavidad se convierte en una de las más profundas de Andalucía en aquellos años.  
                                 Entrada de Pozuelo 1 en carga. Foto:  José Millán.

Entre los años 81 y 82 el GEOS realiza una primera topografía de la cavidad que se publica en el nº 1 de las Monografías de la revista AEQUA del año 1989. Durante los años 80 el grupo ERE de Barcelona realiza una serie de campañas en la zona , fruto de las cuales descubre algunas cavidades y topografía las ya existentes, como el Pozuelo 1, topografía que se publica en la revista Espeleoleg nº 38 del año 1989, (exploraciones en Andalucía).
             En el verano del año 1996 y como ya he referido en la introducción, dos miembros de la sección espeleológica del CAS (Club Alpino Sevillano) y  que posteriormente pasamos a pertenecer al Grupo Karst de Sevilla,  comenzamos trabajos de desobstrucción en el paso final de la sima. La continuidad era un estrechísimo laminador inclinado y descendente  cuyo acceso se abre  a un par de metros sobre el fondo del pozo (el paso de la salamandra). Al final del tortuoso laminador de apenas treinta centímetros de altura se abría una pequeña fisura impenetrable que daba acceso a un pozo algo más ancho de al menos unos diez metros de profundidad. Toda la desobstrucción inicial se hizo a base de machota y cincel, en una primera fase se “acondicionó” el laminador haciéndolo algo más ancho a base de romper pacientemente algunas concreciones. El trabajo era realmente duro ya que había que trabajar en un espacio muy reducido, tumbado e inclinado hacia abajo. Prácticamente toda esta tarea fue realizada por Jam, que gracias a su delgadez podía moverse con cierta soltura en el interior de la grieta. Ampliado el laminador quedaba lo más complicado que era abrir una pequeña fisura de apenas veinte centímetros en la roca madre y que conectaba con el pozo. En aquellos tiempos empezaba a hablarse en los foros espeleológicos de los llamados “microexplosivos” y su utilidad para romper la roca. Los “micros” eran pequeños balines utilizados para las pistolas de clavos que comercializaba Hilti. La idea era hacer un taladro en la roca, introducirlos y hacerlos estallar con una varilla de acero  por percusión. El sistema podía efectivamente romper la roca pero tenía sus peligros como era la necesaria proximidad a la explosión y el riesgo  de herirte con fragmentos de roca. A decir verdad el Pozuelo fue la única ocasión en la que usamos este sistema, ya que en adelante optamos por métodos más sofisticados y   que nos permitían romper a distancia y de una manera más efectiva.  Métodos que  fueron desarrollados por otro gran espeleólogo que en esos años  entro a formar parte fundamental  de nuestro equipo, Ricardo Tamayo. Éramos conscientes que avanzar en las exploraciones en este tipo de cavidades conllevaba necesariamente desarrollar eficaces  métodos de desobstrucción y Ricardo y Jam,  mano a mano, fueron los desarrolladores de los sistemas que tan buenos resultados dieron  en  Libar y por extensión en múltiples cavidades de toda Andalucía. Se puede decir que Libar fue el escenario donde se desarrollaron y perfeccionaron los modernos sistemas de desobstrucción de cavidades en Andalucía.
                                          Equipo de exploración, año 1996. Foto: archivo Karst.
Con muchos esfuerzos y tras más de ocho incursiones de trabajo, el fin de semana del 23 de Julio del 96, se consigue forzar el paso, comprobando la continuidad de la cavidad en una serie de estrechos resaltes que pronto contactan con un pozo de grandes dimensiones. Las primeras incursiones en el nuevo sector son realmente complicadas por la dificultad de superar un paso tan estrecho y tortuoso que crea situaciones de cierta angustia, sobre todo a los que no somos tan delgados. Recuerdo la primera vez que superé la gatera de Jam y de cómo pase casi treinta minutos “empujando” hasta que pude salir de aquel infierno. La situación obligó a seguir con la desobstrucción hasta que el paso quedó en unas dimensiones que tampoco eran cómodas pero ya no inhumanas.
 
A partir de la superación del paso se van realizando puntas tras la que se van superando resaltes y  verticales de 10 m, 45 m. y 35 m., hasta un colector donde la continuidad es un meandro de unas dimensiones de unos dos metros por uno de alto y  ligeramente descendente que acaba por sifonar y donde se concluye la exploración y la topografía. Habíamos conseguido añadir  a la cavidad ciento veintidós nuevos metros de desnivel que sumados a lo anterior nos situaba en una cota de -284 metros,  y esto convertía al Pozuelo 1 en la segunda cavidad más profunda de  Andalucía en ese momento porque  poco después, el descubrimiento de la Sima de Manolo Pérez con sus 311 metros de desnivel la relegan  al tercer puesto.
La Cavidad se abre a favor de una fractura abierta por la acción del agua de unos 10 metros de longitud en su radio mas ancho que constituye el primer pozo de la Sima, de unos veinte metros de profundidad. Descendida esta vertical alcanzamos una sala ocupada por  un caos de bloques entre los que se abre una nueva galería abierta a favor de una diaclasa inclinada y  que genera un nuevo pozo de veinte metros. Una vez descendido estaremos  en la base de una sala de medianas proporciones y de sección circular, al frente una gatera da acceso a una sucesión de resaltes de  3,4 y 6 metros tras los que la galería se desfonda  en un pozo de 14 metros fraccionado en una repisa. En la base de este pozo se abre un, meandro descendente excavado a presión que tras una serie de resaltes y rampas nos sitúan en un nuevo pozo de 13 metros muy irregular y recubierto de abundantes formaciones.
                                Laminador  tras el Paso de Jam. Foto: archivo Karst.

La base de este pozo es una sala de unos tres metros de anchura y siete de longitud. Sobre la pared opuesta y a unos dos metros del suelo se accede a un laminador que era el punto final de la cavidad y conocido hasta entonces  como “paso de la salamandra”. Este laminador inclinado y de difícil avance desemboca en un pequeño paso vertical que es el que conocemos como “paso de Jam”, una vez superado habremos de descender unos doce metros en oposición, situándonos en la cabecera de una nueva vertical de siete metros preparada para instalar cuerda. Desde la base de este pozo aparecen dos continuidades posibles. La primera remontando el curso de las aguas y en la que tras  doce metros de avance llegamos a la base de un amplio pozo vertical que supones es la vía original de la cavidad, taponada completamente por bloques. Volviendo a la bifurcación y  progresando en dirección contraria y  a favor del curso del agua   accedemos a un nuevo pozo de 11 metros que nos deja en una nueva galería algo más ancha, que acaba por estrecharse en un corto meandro divido en dos por su eje medio horizontal, por lo que se puede acceder tanto por la galería inferior como por la superior. Tras él, se abre un laminador horizontal que después de unos resaltes nos deja en la cabecera de una nueva vertical bautizada como  pozo C.A.S.,  de cuarenta y seis metros de profundidad y que se  desarrolla en forma de rampa hasta los últimos 15 metros donde gana verticalidad. Por sus características está muy fraccionado. En su base y a través de un caos de bloques accedemos a un corto meandro que da paso a una rampa desde la que se encuentra instalado un nuevo pozo de treinta y cinco metros, el pozo Karst.
                               Pozo Karst. Foto: José Millán.

El final de la rampa anterior está fraccionado para descender los últimos veinticinco metros en vertical absoluta, punto donde se abre  una amplia falla y que da a este pozo una singular belleza. Es necesario tener mucho cuidado cuando se desciende  porque las paredes están llenas de lascas inestables que pueden caer.
                                Croquis de trabajo de la nueva zona. Foto: archivo Karst.

                                         Sifon terminal del Pozuelo 1 a -278 m. Foto: archivo Karst.
 
En el fondo se abre una gran repisa, desde la que se destrepa hasta una sala de unos 6 metros de diámetro cuyas paredes están tapizadas de abundante barro. Desde aquí y tras un pequeño resalte, se accede al meandro final que acaba por sifonarse tras avanzar unos 15 metros. Se han observado variaciones muy grandes en el nivel de agua del sifón, llegando a inundarse completamente el meandro en épocas de lluvias. Este sifón es el punto final de la cavidad hasta la fecha.
 

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