Con sus 284 metros de profundidad
la Sima de Pozuelo 1, forma parte fundamental
del formidable patrimonio subterráneo Malageño, situada en el termino
municipal de Montejaque es por ahora la
segunda cavidad más profunda explorada
en el espectacular accidente geológico
conocido como Polje de Libar.
El Polje de Libar se encuadra en
el parque Natural de Grazalema y se
desarrolla entre dos cadenas montañosas, La Sierra del Palo y la Sierra de
Libar y Mojón alto, ocupando una superficie de unos 85 kilómetros cuadrados, esta
constituido por un estrato base de
margocaliza asentado a favor de grandes fracturas longitudinales. Realmente el
conjunto está constituido por cuatro poljes menores que geológicamente son considerados como
una unidad. El Polje de Libar , el de Pozuelo, el de Zurraque y el del Burfo,
separados entre sí y a alturas que oscilan entre los 900 y 1.100 metros. Las cavidades
de mayor desarrollo y profundidad se sitúan en los poljes de Libar y Pozuelo y constituyen el drenaje o pérdida natural de los arroyos que discurren por la superficie impermeable de dichos poljes.
Pozuelo 1 es una cavidad muy
especial para mí, porque fue el punto de partida de una aventura de siete años de exploración, de éxitos y de
fracasos, de “pateos”, de desobstrucciones, de exploración, de convivencia y de
compañerismo. Nunca olvidaré aquellos años de campañas continuadas en Libar, desarrolladas
desde el año 1996 al 2003, las conservo en
la memoria como una de las mejores épocas de mi vida espeleológica.
Recuerdo la primera incursión de trabajo en la Sima de
Pozuelo1, la cavidad más profunda de la zona en ese momento, era el verano del año 1996. Ese día éramos sólo
dos espeleólogos transportando pesados petates cargados de cuerdas y de
herramientas de desobstrucción, cincel, martillo, un taladro a baterías. En esa
ocasión, como en otras muchas, tuve la
suerte de ir acompañado del mejor
explorador de gateras que he conocido y sin duda el gran responsable, no sólo
de este éxito concreto sino de otras muchas y fructíferas exploraciones en
Libar, un tenaz y formidable espeleólogo polaco llamado Jan. Esta historia cobra hoy más importancia para
mi porque desde hace poco y por desgracia
Jam ya no está con nosotros. A lo largo de su vida Jam exploro y desobstruyó
innumerables gateras que resultaban
imposibles para el resto, pero esta es probablemente la más conocida y además lleva merecidamente
su nombre. Por eso quiero recordar con estas líneas la figura de un espeleólogo tan
notable en la historia reciente de la espeleología Andaluza. Una historia en la que un espeleólogo llamado Jam,
armado con unas pocas herramientas y un conocimiento y tenacidad únicas superó un
paso que durante muchos años había
detenido a muchos otros, es la historia del llamado “Paso de Jam”, es la historia de la superación
del paso final de Pozuelo 1 y por extensión la historia de otras muchas cavidades, situadas por toda
Andalucía, el Pírineo Aragonés y Marruecos y donde
Jam dejó su huella de explorador tenaz e incansable. Además de cómo compañero y
amigo siempre lo recordaremos como una
figura muy importante y vital en todas las grandes exploraciones
realizadas en aquellos inolvidables y maravillosos años.
El paso de Jam. Foto: José Millán.
La Sima de Pozuelo 1 se haya situada en la zona Norte del Polje de Libar, concretamente en un paraje conocido popularmente como “Los Pozuelos”, a unos cinco kilómetros del Casco urbano de la Localidad de Montejaque si tomamos por la pista forestal que nace desde el mismo en dirección a los “Llanos de Libar”, en unas coordenadas aproximadas de X. 29512. Y. 4064576. 908 m.s.n.m. Su característica boca de entrada compuesta por un pozo-sumidero se haya situada justo en la linde entre llano y lapiaz, a unos quinientos metros al Oeste del llamado cortijo de Pozuelo y donde se encuentra la ya conocida “Sima de Manolo Pérez”.
La Sima de Pozuelo 1 se haya situada en la zona Norte del Polje de Libar, concretamente en un paraje conocido popularmente como “Los Pozuelos”, a unos cinco kilómetros del Casco urbano de la Localidad de Montejaque si tomamos por la pista forestal que nace desde el mismo en dirección a los “Llanos de Libar”, en unas coordenadas aproximadas de X. 29512. Y. 4064576. 908 m.s.n.m. Su característica boca de entrada compuesta por un pozo-sumidero se haya situada justo en la linde entre llano y lapiaz, a unos quinientos metros al Oeste del llamado cortijo de Pozuelo y donde se encuentra la ya conocida “Sima de Manolo Pérez”.
La cavidad es de conocimiento
popular desde muy antiguo, como atestiguan los numerosos objetos encontrados en
su interior y tan pintorescos como un somier de muelles o un caldero de bronce.
Las primeras noticias que existen de su exploración datan del año 1967 por
parte de uno de los grupos pioneros en Andalucía, el grupo GEOS de Sevilla que
ya la explora en esos tiempos hasta los ciento
cincuenta metros de profundidad. La única continuidad posible era una estrecha
fisura impenetrable bautizada como “paso de la salamandra”. Por su cota la
cavidad se convierte en una de las más profundas de Andalucía en aquellos años.
Entrada de Pozuelo 1 en carga. Foto: José Millán.
Entre los años 81 y 82 el GEOS realiza una primera topografía de la cavidad que se publica en el nº 1 de las Monografías de la revista AEQUA del año 1989. Durante los años 80 el grupo ERE de Barcelona realiza una serie de campañas en la zona , fruto de las cuales descubre algunas cavidades y topografía las ya existentes, como el Pozuelo 1, topografía que se publica en la revista Espeleoleg nº 38 del año 1989, (exploraciones en Andalucía).
En el verano del año 1996 y como ya he referido en la introducción, dos miembros de la sección espeleológica del CAS (Club Alpino Sevillano) y que posteriormente pasamos a pertenecer al Grupo Karst de Sevilla, comenzamos trabajos de desobstrucción en el paso final de la sima. La continuidad era un estrechísimo laminador inclinado y descendente cuyo acceso se abre a un par de metros sobre el fondo del pozo (el paso de la salamandra). Al final del tortuoso laminador de apenas treinta centímetros de altura se abría una pequeña fisura impenetrable que daba acceso a un pozo algo más ancho de al menos unos diez metros de profundidad. Toda la desobstrucción inicial se hizo a base de machota y cincel, en una primera fase se “acondicionó” el laminador haciéndolo algo más ancho a base de romper pacientemente algunas concreciones. El trabajo era realmente duro ya que había que trabajar en un espacio muy reducido, tumbado e inclinado hacia abajo. Prácticamente toda esta tarea fue realizada por Jam, que gracias a su delgadez podía moverse con cierta soltura en el interior de la grieta. Ampliado el laminador quedaba lo más complicado que era abrir una pequeña fisura de apenas veinte centímetros en la roca madre y que conectaba con el pozo. En aquellos tiempos empezaba a hablarse en los foros espeleológicos de los llamados “microexplosivos” y su utilidad para romper la roca. Los “micros” eran pequeños balines utilizados para las pistolas de clavos que comercializaba Hilti. La idea era hacer un taladro en la roca, introducirlos y hacerlos estallar con una varilla de acero por percusión. El sistema podía efectivamente romper la roca pero tenía sus peligros como era la necesaria proximidad a la explosión y el riesgo de herirte con fragmentos de roca. A decir verdad el Pozuelo fue la única ocasión en la que usamos este sistema, ya que en adelante optamos por métodos más sofisticados y que nos permitían romper a distancia y de una manera más efectiva. Métodos que fueron desarrollados por otro gran espeleólogo que en esos años entro a formar parte fundamental de nuestro equipo, Ricardo Tamayo. Éramos conscientes que avanzar en las exploraciones en este tipo de cavidades conllevaba necesariamente desarrollar eficaces métodos de desobstrucción y Ricardo y Jam, mano a mano, fueron los desarrolladores de los sistemas que tan buenos resultados dieron en Libar y por extensión en múltiples cavidades de toda Andalucía. Se puede decir que Libar fue el escenario donde se desarrollaron y perfeccionaron los modernos sistemas de desobstrucción de cavidades en Andalucía.
Equipo de exploración, año 1996. Foto: archivo Karst.
Con muchos esfuerzos y tras más
de ocho incursiones de trabajo, el fin de semana del 23 de Julio del 96, se
consigue forzar el paso, comprobando la continuidad de la cavidad en una serie
de estrechos resaltes que pronto contactan con un pozo de grandes dimensiones.
Las primeras incursiones en el nuevo sector son realmente complicadas por la
dificultad de superar un paso tan estrecho y tortuoso que crea situaciones de
cierta angustia, sobre todo a los que no somos tan delgados. Recuerdo la
primera vez que superé la gatera de Jam y de cómo pase casi treinta minutos
“empujando” hasta que pude salir de aquel infierno. La situación obligó a
seguir con la desobstrucción hasta que el paso quedó en unas dimensiones que
tampoco eran cómodas pero ya no inhumanas.
A partir de la superación del
paso se van realizando puntas tras la que se van superando resaltes y verticales de 10 m, 45 m. y 35 m., hasta un
colector donde la continuidad es un meandro de unas dimensiones de unos dos
metros por uno de alto y ligeramente
descendente que acaba por sifonar y donde se concluye la exploración y la
topografía. Habíamos conseguido añadir a
la cavidad ciento veintidós nuevos metros de desnivel que sumados a lo anterior
nos situaba en una cota de -284 metros, y esto convertía al Pozuelo 1 en la segunda
cavidad más profunda de Andalucía en ese
momento porque poco después, el
descubrimiento de la Sima de Manolo Pérez con sus 311 metros de desnivel la
relegan al tercer puesto.
La Cavidad se abre a favor de una
fractura abierta por la acción del agua de unos 10 metros de longitud en su
radio mas ancho que constituye el primer pozo de la Sima, de unos veinte metros
de profundidad. Descendida esta vertical alcanzamos una sala ocupada por un caos de bloques entre los que se abre una
nueva galería abierta a favor de una diaclasa inclinada y que genera un nuevo pozo de veinte metros. Una
vez descendido estaremos en la base de
una sala de medianas proporciones y de sección circular, al frente una gatera
da acceso a una sucesión de resaltes de
3,4 y 6 metros tras los que la galería se desfonda en un pozo de 14 metros fraccionado en una
repisa. En la base de este pozo se abre un, meandro descendente excavado a
presión que tras una serie de resaltes y rampas nos sitúan en un nuevo pozo de
13 metros muy irregular y recubierto de abundantes formaciones.
Laminador tras el Paso de Jam. Foto: archivo Karst.
Laminador tras el Paso de Jam. Foto: archivo Karst.
La base de este pozo es una sala
de unos tres metros de anchura y siete de longitud. Sobre la pared opuesta y a
unos dos metros del suelo se accede a un laminador que era el punto final de la
cavidad y conocido hasta entonces como
“paso de la salamandra”. Este laminador inclinado y de difícil avance desemboca
en un pequeño paso vertical que es el que conocemos como “paso de Jam”, una vez
superado habremos de descender unos doce metros en oposición, situándonos en la
cabecera de una nueva vertical de siete metros preparada para instalar cuerda. Desde
la base de este pozo aparecen dos continuidades posibles. La primera remontando
el curso de las aguas y en la que tras doce metros de avance llegamos a la base de un
amplio pozo vertical que supones es la vía original de la cavidad, taponada
completamente por bloques. Volviendo a la bifurcación y progresando en dirección contraria y a favor del curso del agua accedemos a un nuevo pozo de 11 metros que nos
deja en una nueva galería algo más ancha, que acaba por estrecharse en un corto
meandro divido en dos por su eje medio horizontal, por lo que se puede acceder
tanto por la galería inferior como por la superior. Tras él, se abre un
laminador horizontal que después de unos resaltes nos deja en la cabecera de una nueva vertical bautizada
como pozo C.A.S., de cuarenta y seis metros de profundidad y que
se desarrolla en forma de rampa hasta
los últimos 15 metros donde gana verticalidad. Por sus características está muy
fraccionado. En su base y a través de un caos de bloques accedemos a un corto
meandro que da paso a una rampa desde la que se encuentra instalado un nuevo
pozo de treinta y cinco metros, el pozo Karst.
Pozo Karst. Foto: José Millán.
El final de la rampa anterior está fraccionado para descender los últimos veinticinco metros en vertical absoluta, punto donde se abre una amplia falla y que da a este pozo una singular belleza. Es necesario tener mucho cuidado cuando se desciende porque las paredes están llenas de lascas inestables que pueden caer.
Croquis de trabajo de la nueva zona. Foto: archivo Karst.
Sifon terminal del Pozuelo 1 a -278 m. Foto: archivo Karst.
En el fondo se abre una gran
repisa, desde la que se destrepa hasta una sala de unos 6 metros de diámetro
cuyas paredes están tapizadas de abundante barro. Desde aquí y tras un pequeño
resalte, se accede al meandro final que acaba por sifonarse tras avanzar unos
15 metros. Se han observado variaciones muy grandes en el nivel de agua del
sifón, llegando a inundarse completamente el meandro en épocas de lluvias. Este
sifón es el punto final de la cavidad hasta la fecha.Pozo Karst. Foto: José Millán.
El final de la rampa anterior está fraccionado para descender los últimos veinticinco metros en vertical absoluta, punto donde se abre una amplia falla y que da a este pozo una singular belleza. Es necesario tener mucho cuidado cuando se desciende porque las paredes están llenas de lascas inestables que pueden caer.
Croquis de trabajo de la nueva zona. Foto: archivo Karst.
Sifon terminal del Pozuelo 1 a -278 m. Foto: archivo Karst.
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